RAID NAVIDAD 2017-18 Full Maroc (Curso Dunas) por Emilio y Cristina JEEP Renagade

CRÓNICA RAID NAVIDAD 2017-18 FULL MAROC (CURSO DUNAS)

  • Ceuta-Fez, 450 km carretera:

Tras pasar la noche en el Hostal Tarifa, nos levantamos a la 6:30 para estar listos en el puerto a las 8:00, que era la hora de encuentro. Por la noche se levantó un temporal de viento, mar y lluvia que la mañana de salida obligó a cerrar el puerto de Tarifa. Ahí conocimos a Xavi, entre viento y lluvia. No fueron las mejores condiciones, pero rompimos el hielo, jaja. Tras las gestiones de Xavi con la naviera, nos cambian el billete para un ferry saliendo de Algeciras a Ceuta a las 11:00, en vez del Tarifa-Tánger. Allá salimos disparados.
El viaje no fue muy movido y llegamos a Ceuta donde repostamos y pasamos la frontera. Tardamos más de 3 horas y media en pasarla, por la cola y la lentitud de los funcionarios marroquíes, pero todos cruzamos finalmente sin incidentes. Deseperanteeeeeee.
Arrancamos dirección Fez por la costa, que al cambiar trayecto supuso algunos km adicionales y llegamos al hotel Rihad al Khadam. Hotel en el centro, limpio y bien ubicado, a unos pasos de la entrada principal de la medina, patrimonio de la Humanidad.
Durante la comida, en un área de descanso de la autopista, se trató de arreglar un faro de un Toyota FJ Cruiser, que al final siguió tuerto unos días.
Los coches los dejamos en un aparcamiento vigilado a unos 200 metros del hotel. La cena con cordero y variedad de verduras, muy aceptable. Las cervezas, de nuestra cosecha gallega.
Durante las paradas y el trayecto en ferry, comenzamos a conocer al grupo. Todos los demás ya habían estado en Marruecos en coche, por lo que éramos los novatos. Además, teníamos el vehículo más pequeñajo y más de serie de toda la flota, por lo que estábamos un poco asustados acerca de qué nos depararía el viaje…

  • Fez-Merzouga, 80 km off, 400 carretera:

Desayunamos en el hotel, y como el día anterior llegamos muy tarde, la visita programada a la medina se decidió hacer esta mañana. Con una guía local, fuimos a cambiar dinero a un banco (1 euro aproximadamente 11 dirhams) y entramos a la medina.

A pesar de ser patrimonio de la humanidad, el estado de conservación no es muy bueno, las callejas son espectaculares, algunas muy estrechas. Visitamos una fábrica de curtido de pieles y las tiendas de productos ya elaborados, como chaquetas, bolsos, maletas, mochilas, riñoneras, babuchas, etc.
Algunas de las mezquitas estaban muy bien restauradas, y visitamos una madraza (escuela coránica) con unos grabados y estucados que parecían recién hechos. Las columnas de mármol se trajeron de Carrara, en Italia. Muy bonita.
La visita fue un poco a la carrera, porque teníamos que salir hacia Merzouga, otras 5.5 horas de carretera.
En el trayecto, nos paramos a comer en un pueblito típico, donde acabamos dándole algunas cosas a los niños y mujeres que estaban por allí. Algunos integrantes de la expedición llevaban un montón de bolsas con ropa y zapatos para regalar.
En esta zona hacía un viento y un frío de muerte, y acabamos con las manos heladas. Eso sí, la cervecita fresca no faltó.
En una carretera en obras en la zona del Atlas, Xavi reventó una rueda trasera. Mientas la cambiaban, un Toyota que iba siguiendo al primer coche (el FJ) no entendió bien las indicaciones que le dieron por emisora y tras la nube de polvo del coche que le precedía apareció de repente un montón de tierra que marcaba la carretera cortada y un desvío a la izquierda.
Una maniobra de frenado no muy afortunada acabó con el coche volcado e inservible para continuar viaje, que acabó en una grúa y los dos pasajeros (ilesos) repatriados desde Casablanca.
El viaje transcurrió sin más novedades hasta el hotel Tombouctou, en Merzouga, donde nos estaban esperando para cenar porque en teoría ya debería estar el buffet cerrado. Buena cena y a dormir, que al día siguiente tocaba madrugar para iniciar el primer día de arena.


Erg Chebbi, Merzouga, 100 km arena (50 cada día):
Por fin llegaron las dunas. Después de un briefing de conducción en arena, fuimos al waypoint de encuentro y allí deshinchamos ruedas. Al jeep en principio le pusimos 1.5 delante y 1.0 atrás, pero finalmente las dejamos en 1.0 y 0.9.
Se inicia el curso de dunas, en lomas pequeñas, y poco a poco Xavi nos mete a los coches en líos cada vez más gordos. En este grupo, el jeep es el coche menos preparado. Los demás tienen más potencia a base de centralitas, amortiguadores, elevaciones, ejes…… todo lo que se pueda imaginar. Esta gente además ya llevaba unos cuantos viajes a Marruecos, por lo que tenían bastante experiencia en dunas. Como decía al principio, somos los novatos y los más pequeñitos.
La conducción en arena es diferente a todo, y la verdad es que al principio se notó mi falta de experiencia. En dos subidas realmente importantes el coche me lo llevo Xavi, que la verdad es un verdadero artista conduciendo en la arena.
Hicimos varias bajadas que ponen los pelos de punta, no sé que pendiente podrían tener, pero la impresión que daban era de 45º o más, jaja. Estas bajadas se hacen despacio, y dando golpes de gas para que la parte de atrás del coche no te adelante. El jeep se portó bien, aunque se le notó la falta de potencia en algunas subidas en comparación al resto de la flota. Hay que tener en cuenta que los coches andaban en más de 200 cv y uno de ellos de casi 400.
De todos modos no es excusa, y con algo más de experiencia seguramente habría subido todo. También me tuve que acostumbrar a cambiar en manual, porque los modos automáticos son demasiado lentos en subidas empinadas y de arena blanda, y hacen que el coche pierda inercia y se achique. Realmente estaba aprendiendo un montón sobre la marcha, tanto de conducción en un terreno desconocido para mí como del comportamiento del coche, motor y cambio.
En un par de ocasiones me remolcaron con eslingas, una en una cuesta imposible (o eso parecía) y en los descuelgues que hay que hacer al llegar a las crestas de las dunas, que me quedé corto. Todo se solventó sin problema, aunque me dio algo de rabia. La próxima vez, lo conseguiré.
A nivel mecánico de momento sin problema, eché en falta un desconectador de ABS, que en alguna cuesta de las espectaculares no era capaz de disminuir la velocidad del coche frenando, pero tampoco hubo peligro, simplemente sería una mejora.
La defensa delantera se hinchó a comer arena, pero de momento sin rasguños.
Finalmente, el curso de arena fue una pasada, porque subimos a casi todas las dunas altas del Erg Chebbi, y realmente hay que estar allí para ver los paisajes, la caída del sol, y las sensaciones de subir rampas que nunca intentaría subirlas solo y bajar otras que no pensaría tirarme por allí ni andando……
La comida la hicimos al borde de una cresta, con una olla gigante a la derecha por encima de la cual llegamos ascendiendo por el lado opuesto. Justo después de arrancar, llego la bajada más salvaje y larga de todo el curso, una “V” entre dos dunas, recta, y que debía tener más de 200 metros de desnivel. Aquí Xavi dio una lección de conducción, bajando a saco después de hacer un peralte impresionante y que nadie se atrevió a repetir. Si el que sabe, sabe….
A partir de ahí fuimos cresteando por dunas pequeñas hasta el hotel, y la hora de sol que quedaba la aprovechó el guía para llevar a la gente más experimentada a zonas más complicadas, dando un respiro al jeep y a su tripulación
Ese rato libre lo aprovechamos para ir al pueblo más cercano a hacer unas compras y tomar un té. También subimos las presiones del coche a 2kg para preparar la salida del día siguiente, ya por pistas.


Erg Chebbi, Rissani, Zagora, Foum Zguid (200 km off y 160 carretera):
Primer día de pistas rápidas, nosotros éramos de los más lentos porque no teníamos las suspensiones preparadas para ello. Aún así, hicimos un montón de topes, tanto en extensión como en compresión. Sin averías, aunque los bajos llevaron algún golpecito. Es un terreno hostil que hay que negociarlo con cuidado para no tener averías, que requiere estar muy atento. Nos gustó mucho, tanto por la técnica como por los paisajes de la zona.
El Toyota rojo rompió un anclaje de barra estabilizadora, pero se arregló en el día en un herrero, con algo de acero y soldadura. Los marroquíes son unos máquinas reparando cosas que en España se cambiarían por piezas nuevas.
Hicimos un paso de arena (no dunas), que tenía unas vistas espectaculares a un valle muy llano todo de arena. En estas zonas el Jeep iba muy bien y allí comimos.
La cena de fin de año, con un grupo local marroquí, muy alegres, pero breve en comparación con España, el país del cachondeo. Las campanadas las dieron con un tambor y no estoy seguro de que fuesen doce……. Probablemente me perdí contando. Las uvas fueron detalle de Xavi, para estar como en casa y la cena, genial.
Al final unos gin tonics con el grupo y a la cama, que al día siguiente toca ruta larga.


Foum Zguid, Agdz, Skoura, Foum Zguid (130 km off y 285 carretera):

Ruta circular cruzando el macizo de Jbel Sarhro. El primer tramo de pista muy rota y en mal estado, pero divertida y lenta. Era la primera vez que la cruzaba Xavi, inédita. Los paisajes muy bonitos. A pesar de la dureza del terreno, nos gustó, porque son pistas del tipo al que estamos acostumbrados en Galicia.
Una vez en Agdz, se hacen caminos por cauces de ríos secos, de cantos rodados y algunas pistas de alta montaña. Mucho polvo. Se nos rompió un fuelle de la transmisión trasera izquierda, una pequeña grieta que finalmente reparó el súper mecánico Paco con cinta autovulcanizante.
En los protectores de los discos de freno se meten piedras de vez en cuando, y chirrían bastante hasta que se sueltan. Un detalle que tengo que revisar al regreso, porque es en estos lugares donde encuentras todos los defectos del coche y ves las mejoras que se le pueden hacer.
Llegamos muy tarde para variar, sobre las 21:30, de noche cerrada. Cena recuperadora y a descansar.

Foum Zguid, Tata, Tazezagoute, Icht (100 km off, 245 carretera):

Tocaron pistas en lechos de ríos secos, con cantos rodados, cruzando cañones espectaculares del Anti Atlas. Pasamos por varios oasis llenos de palmeras en los que realmente era difícil ver el agua en muchos casos, pero seguramente está en el subsuelo, porque había pozos y numerosas zonas de cultivos.
La comida la hicimos en uno de estos oasis, que tenía un aparcamiento adaptado para caravanas y algún vehículo grande, además de 4×4 y coches normales. Había una señora vigilando la limpieza de la zona, muy amable, a la que al final le dimos el pan que sobró y algunas latas de comida. También se encargó de recoger las bolsas de basura.
Después del oasis, pista de montaña en la que la Toyota Tundra no podía pasar, por haber zonas muy estrechas y con curvas cerradas. Estas pistas ratoneras son buenas para el Jeep. Las subidas muy duras, y las bajadas espectaculares.
En Icht el albergue estaba muy bien, original, nos tocó una habitación muy grande con un baño en una zona un poco más elevada que estaba muy bien acondicionado.
En este hotel había wifi, pero con acceso muy malo, y era realmente complicado enviar mensajes o correos a la familia, amigos y al grupo de 4×4 en el que estamos metidos, que los teníamos a todos interesados de cómo iban las cosas. Imagino que más de uno acabará con Xavi haciendo alguno de sus viajes. De todos modos, se agradece estar desconectados del mundo de vez en cuando.
Cenamos en una terraza exterior, muy bien. La verdad es que la cocina marroquí nos gusta mucho, y en todas partes salimos más que satisfechos.

Icht, Crestones, Guelmim, Tafnidilt (60 km off, 230 carretera):

Nada más arrancar fuimos a una gasolinera muuuuuy cutre (vintage, se dice ahora) con surtidores de los años 70 a los que no le funcionaba el contador de dinero, sólo el de litros. Estaba atendida por un bereber y no tenía servicio alguno, además de estar medio en ruinas. Curiosa. Por lo menos, pudimos repostar todos. En esta gasolinera rellenamos las latas de combustible, porque a partir de aquí el siguiente punto de repostaje es Sidi Ifni, dos días después.
Una vez en ruta hicimos bastante carretera, hasta que nos metimos en una pista ascendente. En un punto alto paramos a ver el paisaje y vimos los crestones, unos macizos montañosos de roca estratificada y totalmente retorcidos por el paso de los años, que le dan un aspecto irreal. Paramos en un puesto militar con un solo soldado, que parecía más un pastor o un fontanero que un militar.
Continuamos por pista y carretera hasta el punto de comida, a unos 30º de temperatura y ya se notaba la proximidad de la costa. Debido al calor, la comida duró algo menos de lo habitual.
Una vez en marcha, otro lecho de cantos rodados y varios pasos de arena nos fueron acercando a un antiguo fuerte militar y posterior cárcel construido por la legión extranjera, actualmente arruinado, pero con la estructura y distribución intactas. Digno de ver y recorrer por dentro todos sus rincones.
A 500 metros se encontraba el hotel de destino, con un aspecto de fuerte también, una pequeña piscina en el interior del recinto, restaurante y tienda de regalos. También tiene la posibilidad de acampada. En esta zona había bastantes 4×4 y furgonetas todo terreno. Compramos algunas cosas para llevar de recuerdo: una camisa, varias geodas de diferentes colores y alguna cajita de joyero, además de postales y pegatinas.
En la cena probamos la carne de camello, que me pareció muy rica y tierna, estaba muy bien preparada. Además, también teníamos los platos típicos de Marruecos que ponen en casi todos los hoteles, que son excelentes.
Aprovechamos para vaciar una de las latas de combustible en el depósito y hacer limpieza de filtro de aire, que estaba de sucio como la bolsa de una aspiradora.


Tafnidilt, Rio Aureora, Playa Blanca, Mirleft (120 km off, 90 carretera):
Por la mañana casi la liamos, porque en el hotel Ksar Tafnidilt no hay electricidad excepto cuando arrancan un generador; o sea, que nos alumbramos con la frontal o con las velas que hay en la habitación. Por la mañana, antes de desayunar, engrasando el filtro de aire con el spray de aceite cerca de una vela, se inflamó, pero sin consecuencias para nosotros, la habitación o el filtro……. Unas risas y un chorrito de agua.
Desayuno rico rico y en ruta otra vez por caminos rotos y lentos. La primera parada larga fue por avería del Toyota zamorano, que a pesar de los esfuerzos de Paco, el mecánico, tuvo que ser remolcado por Xavi y escoltado por Paco hasta una carretera para que lo llevase una grúa al taller. Paco y la súper guía Toñi quedaron acompañando a Toyota Zamora hasta que el taller reparó el coche.
Llegamos al río Aureora, y la ruta continúa por el cauce, y nos toca pasar varios charcos profundos. En uno de ellos, perdemos la matrícula delantera, la segunda desde que tengo el Jeep. Mala suerte.
Desde este punto, vamos solos, que Xavi estaba con el coche averiado y la gente con la que arrancamos van demasiado rápidos para nosotros, y no los volvimos a ver hasta el final de la etapa. Le echamos valor, y adelanteeee….
Acaba el río y llegamos a Playa Blanca. Con la marea bastante alta, la arena estaba un poco blanda de más, y no podíamos correr lo suficiente, pero espectacular. Al final de la playa nos agrupamos con la Tundra (Pepe) y los dos coches vascos (Edu y Faus). Con ellos hicimos el resto de la etapa y nos echaron una mano de valor incalculable cuando nos atascamos en un pedregal de cantos rodados, en la playa siguiente.
A la hora de comer se juntó Xavi con nosotros, y de allí salimos al arco de una playa un poco más allá de Sidi Ifni. Otra bajada a la arena con todos los coches, pasada por debajo del arco, foto de grupo durante la puesta de sol y al hotel Dar Najmat, una pasada que hay que vivirla, que las fotos o contarlo no dan fe de lo que se ve directamente.
La cena a base de pescado, espectacular, para recuperar fuerzas para el día siguiente. La terraza del primer piso fue el lugar de la cena, al aire libre, con unas estufas y antorchas de aceite, una de las cuales se incendió de más y hubo que hacer de bomberos aficionados. En este viaje se hace y se aprende de todo.


Mirleft, Assilah (835 km carretera):
La etapa más pesada y triste (se aproxima el fin de las vacaciones, no queremos volver), pero al final no fue tan dura como parece al ver el número de km. Durante el trayecto el único incidente fue el reventón de una rueda del Toyota de José, que se solucionó rápidamente.
A la hora de la comida, se incorporaron los zamoranos, Paco y Toñi, la alegría de la huerta. El problema del coche era eléctrico y tras un día de taller, ya estaban con nosotros otra vez. Fueron recibidos con alborozo, vino y un bocata.
En Assilah, el hotel Al Alba espectacular, pequeño pero muy cuidado, limpio y una decoración realmente bonita.
Salimos a dar una vuelta por la medina, pequeña y llena de tiendas. Algunas estaban cerradas por ser viernes, pero pudimos hacer un montón de compras y practicar el regateo profesional.
La cena corría a cuenta de Xavi, y fue a base de gambas, cigalas, langostinos y demás bichos de ese estilo y al final un pescado. Estuvo muuuuy bien, rica y con una preparación estupenda.
Y al final, entrega de diplomas (suspendimos, hay que repetir, jaja), una placa conmemorativa de piedra de fósiles y un dvd con las fotos hechas por Vanesa y Xavi durante estos días inolvidables. La verdad es que con estos detalles que no tiene otra gente, el nivelón de Xavi y la amabilidad y buen hacer de Vanesa (su pareja), además de querer repetir, no hay duda de que sólo hay una opción: Sahara 4×4 xtrem. Suena a pelotilleo, pero ya hemos estado en Marruecos varias veces en moto, y tanto el viaje, ruta, hoteles y profesionalidad me ha parecido lo mejor que me he encontrado hasta la fecha. Gracias, Xavi!!!!

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