Crónica de un viaje a Egipto

Para Sahara4x4xtrem uno de los retos pendientes era el Gran Mar de Arena, también conocido como el Desierto Líbico, pero por el lado de Egipto, ya que la parte comprendida dentro de las fronteras del país vecino, Libia, ya se había cruzado en un viaje anterior, desde Jalu hasta el sur en Alwaynat, punto clave de la zona ya que confluyen las tres fronteras, Libia, Egipto y Sudán.

El Gran Mar de Arena, 640.000 km2 aproximadamente, es una de las extensiones más inhóspitas y solitarias de todo el Sahara, la cual no fue cartografiada hasta los principios de los años 30 por el equipo de Ladislaus E. Almásy, explorador austro-húngaro de gran importancia de la época que tuvo gran protagonismo a lo largo de la II Guerra Mundial.

En el Desierto Líbico hay otros puntos de interés, varios oasis que confluyen desde el norte, Siwa, hasta Bahariya, Farafra, Dakhla y el Kharga en la franja este del gran desierto; donde encontramos algo de vida; el Valle de Silice, mineral único en el mundo que solo se encuentra en una franja entre las dunas de unos 65 km, cuyo origen todavía es un misterio y el desierto blanco al norte de Farafra, de una belleza indescriptible.

Otra parte de nuestro viaje, es disfrutar del gran macizo montañoso, Gilf El Kebir, situado al suroeste de Egipto, junto a Libia y Sudán, de gran interés geográfico, cultural e histórico, donde se encuentran varias pinturas rupestres, la famosa Cueva de los Nadadores, inmortalizada en la famosa película El Paciente inglés, de Anthony Minguella, y la resolución al misterio de la famosa leyenda sobre el oasis de Zarzura.

El viaje total desde Nerja son 11.500 km, cruzando España, embarcando en Marsella (Francia), desembarcando en Túnez, atravesar éste más Libia por su franja norte y entrada a Egipto por Saloum, dirigiéndonos hasta el oasis de Siwa, donde empieza la verdadera aventura. Son 2.500 km off road atravesando el Gran Mar de Arena hasta la famosa roca Pillar Rock, visita al desierto blanco y al oasis de Farafra, (400 km); 300 km de carretera hasta los oasis de Dakhla y a partir de aquí la gran travesía, sudoeste hasta Gilf El Kebir, bordearlo y un norte puro hasta Siwa, 1800 km sin ningún tipo de avituallamiento y las mínimas señales de vida.

El día 17 de abril del 2009 nos ponemos en marcha, nos esperan varios días de conducción, seis incluida la travesía de ferry más lentas fronteras; eso si, mucha ilusión y un gran reto por delante; finalmente estamos de vuelta el 7 de mayo, es decir un total de 21 días.

Embarque en Marsella en el buque Meditarrane.

22 horas de barco, frontera y pasar Túnez hasta la frontera de Ras Adjir, Libia.

Por nuestra suerte, y como no teníamos bastantes kilómetros por delante, nos coincidió la mitad de la travesía de Libia una tormenta de arena.

Egipto, después de sufrir la incompetencia de los funcionarios aduaneros, es considerada una de las peores fronteras del mundo, (4 horas en el lado egipcio y 1:30 h en el libio), ya lo teníamos más cerca, 520 km para Siwa, nuestro punto de salida.

Uno de los tramites fronterizos, una vez revisados con el «Carnet de Passage» el nº de chasis y motor del coche, te proporcionan igual que en Libia, unas matrículas en árabe, que identifican con un permiso de circulación especial hecho para poder entrar al país. Además de los tramites de policía, aduana y seguro del coche.

Saloum, bonito pueblo fronterizo en Egipto.

Siwa, ciudad vieja de Siwa al fondo, actualmente es un pueblo turístico muy acogedor y con mucho encanto, situado por debajo del nivel del mar al final de la depresión de Quatar.

A las afueras de Siwa se encuentra este lago salado.

Empieza el Gran Mar de Arena, una gran extensión de arena, con infinitas cordilleras de dunas que se extienden de norte a sur, 165º, lo cual permite sacar altos rendimientos (100 km/h) ya que entre las cordilleras se encuentran extensos valles; lo único es en función del rumbo a seguir tienes que buscar el cambio de valle y eso implica encontrar algún paso entre las dunas de menor o mayor dificultad.

Pequeñas dunas en mitad de la llanura.

La inmensidad, en el horizonte se aprecia un cordón de dunas que pueden alcanzar hasta 40 km de largo.

Salto en la duna para poder cambiar de valle y así recuperar el rumbo de ruta; siempre se encuentran pasos fáciles, simplemente es cuestión de seguir el cordón durante más kilómetros hasta encontrar el paso menos exigente; a veces no hay tanta paciencia y los cuerpos exigen un poco de adrenalina.

Bajada de la duna por la cara opuesta; a diferencia de Libia, aquí las dunas son cordilleras infinitamente largas pero muy poco anchas, no teniendo ninguna más de 500 m, eso implica que con un paso o salto cambias de valle y vuelves a tener kilómetros de llanura para avanzar sin ningún tipo de dificultad.

Pillar Rock, N 27º 07.671 – E 26º 28.819 denominado así por los ingleses, cuyo nombre en árabe es Sakret-al Al Amud, es un punto característico dentro de la ruta por ser uno de los pocos accidente geográfico de relieve dentro de ese mar de arena.

La expedición la componen cuatro todo terreno con ocho aventureros, un Nissan Navara D40, de SAHARA4X4XTREM, Xavier Raventós y Francesc Raventós, salido de Nerja (Málaga), y tres Toyota, un Hdj 80, Francesc Adam y Jordi Riba, un Land cruiser Klx, Carlos Santaolalla y Abraham Ramirez, y un Land Cruiser 90, Juanjo Santaolalla y Lorenzo Serrano; venidos de Barcelona.

De Siwa a Siwa nos acompaña el guía Mohamed, con su chofer  más el policía, todos ellos impuestos por el gobierno egipcio para facilitar los permisos pertinentes para poder visitar esta parte del país.

Camión inglés de transporte de tropas de la II guerra mundial abandonado, se encuentra a 18 km al sur de Pillar Rock.

Entre valle y valle a veces la llanura estaba cubierta de una pequeña capa de arena negra volcánica.

Paso de cordón de dunas con la arena al otro valle negra.

En esta foto se aprecia muy bien el cambio de valle con la siguiente cordillera a atravesar delante; si el rumbo es norte-sur o a la inversa el avance es muy fácil. En nuestro caso, a la salida de Siwa realizamos unos 150 km al sur, para ir corrigiendo nuestro rumbo hacia el este, Pillar Rock, y posteriormente en busca del paso Ain Della, situado más al este a unos 200 km de la vertical de norte-sur desde Siwa. Llevar rumbo oeste-este implica tener que atravesar más cordones de dunas, y en función de los cambios de rumbo que realices para esquivar o buscar un paso más fácil incide directamente en el rendimiento de avance en la ruta.

Paso entre las montañas pocos kilómetros antes de llegar a Ain Della.

Ain Della, N 27º 19.272 – E 27º 20.055 Control militar situado estratégicamente donde hay que presentarse para realizar las correspondientes verificaciones, comprobar que somos turistas y que tenemos los permisos reglamentarios. Puros tramites.

Desierto Blanco, pocos kilómetros por la carretera de uso militar que va a Ain Della, se llega al desierto blanco, cuya parte al este de la carretera es Parque Nacional y la parte del oeste no; la belleza es igual a ambos lados.

Formaciones rocosas esculpidas a base de miles de años por el viento y la erosión.

Curiosidades y bellezas del desierto.

Puesta de sol en el desierto blanco de Egipto. Pura belleza.

Puesta de sol en el desierto blanco de Egipto. Pura belleza.

Imagen parcial del desierto blanco de Egipto.

Formaciones rocosas esculpidas a base de miles de años por el viento y la erosión.

Puesta de sol en el desierto blanco de Egipto. Pura belleza.

Formaciones rocosas esculpidas a base de miles de años por el viento y la erosión.

Formaciones rocosas esculpidas a base de miles de años por el viento y la erosión. En primer plano el Nissan Navara D40 de SAHARA4X4XTREM totalmente preparado y equipado.

Formaciones rocosas esculpidas a base de miles de años por el viento y la erosión.

Tomando te en uno de los oasis de aguas termales y sulfurosas de Farafra. Siempre viene bien un poco de relax.

Restos de ánforas en Abu Ballas, N 24º 26.250 – E 27º 38.833 ,lugar de avituallamiento antaño de las antiguas caravanas venidas desde Koufra (Libia) camino de los oasis de Dakhla (Egipto). La historia dice que este punto fue creado estratégicamente por falta de pozos en el trayecto por bandoleros y ladrones que venían a robar a Dakhla, hartos, las gentes de los oasis, un día los siguieron y les rompieron todas las ánforas de agua, al siguiente viaje todos los ladrones fallecieron de sed.

Otra curiosidad del desierto, camino de Gilf el Kebir se encuentran estas rocas rojizas en mitad de la nada y exclusivamente en este punto.

N 23º 48.414 – E 27º 15.524 Baliza nº 22 puesta por la organización del Paris-Dakar que llegó a El Cairo en el año 2.000. En el mapa Michelín 745 de Egipto salen todas las balizas de aquella ruta.

Acampada en la cara este de Gilf el Kebir.

Ventana al desierto. Vista especial desde el interior de la tienda. Momentos así hacen reconfortable las pequeñas incomodidades.

Amanecer en el desierto.

Cueva con pinturas rupestres en el Wadi Wasa, N 22º 58.873 – E 25º 59.081. Dentro del macizo montañoso de Gilf el Kebir se encuentran diferentes valles, uno de ellos lo atraviesa de este a oeste, es el Wadi Wasa que en su parte final comunica con Wadi el Firaq, con minas en su parte de entrada desde la cara oeste de Gilf el Kebir colocadas por los ingleses para protegerse de los italianos afincados en Koufra (Libia) durante la II guerra mundial.

Pinturas en el interior de la cueva de la foto anterior, se cree que datan de unos 8.000-10.000 años. Prueba de que en esta zona del Sahara, hubo en otra época valles con bastante vegetación y vida animal.

Detalle de una de las tres rocas denominadas Tres Castillos, N 23º 25.677 – E 25º 25.243 , son tres rocas de grandes dimensiones que se encuentran en la cara oeste de Gilf el Kebir en mitad de la llanura; es sabido que tanto como el explorador Ladislaus E. Almásy como el ejército inglés las utilizaron como punto de avituallamiento y escondite. En la actualidad podemos encontrar en mitad de una de las rocas, restos de raciones del ejército junto a latas de gasolina de la casa shell.

N 23º 34.409 – E 25º 16.166 Arco de gran belleza en la cara oeste de Gilf el Kebir, sitio ideal para acampar ya que queda uno resguardado de los continuos vientos del norte.

Cueva de los Nadadores, N 23º 25.620 – E 25º 14.013 , inmortalizada en la famosa película El Paciente inglés, de Anthony Minguella, basada en la novela del mismo nombre de Micheal Ondaatje, las cuales tienen un fondo verdadero ya que simulan en parte la vida de Ladislaus E. Almásy. Se puede consultar en esta misma web en la sección lecturas recomendadas, la editorial, portada y demás datos sobre este libro.

Pintura de los famosos nadadores que dan nombre a la cueva entre otras pinturas, solo se conservan en la actualidad en la parte umbrosa.

Atardecer en las montañas colindantes a la cueva de los nadadores.

Restos de otro camión del ejército inglés de transporte de tropas. Al fondo se perciben los acantilados de Gilf el Kebir, con su punto más alto a 1.082 m respecto al nivel del mar y con un desnivel respecto al suelo de hasta 300 m.

Aqaba pass, (minado), N 23º 25.370 – E 25º 43.689 , visto desde arriba; gran descubrimiento de la época ya que permitía subir al plató de Gilf el Kebir (oeste) y salir por el norte sin tener que bordearlo. Gilf el Kebir esta formado por dos macizos montañosos, el Aqaba pass divide el bloque del oeste y más pequeño del mayor al sureste.

Nuestra intención era visitar la cueva de los nadadores y después seguir hacia el norte en busca de un posible paso que daba acceso al Wadi Abd el Melik (Zarzura), no pudimos encontrarlo; existe pero solo en sentido contrario ya que es una gran duna con arena blanda que se puede bajar pero no subir, lo intentamos con presiones a 0,9 kg, pero tuvimos que desistir, no llegamos ni a la mitad. La propuesta era seguir bordeando Gilf el Kebir por el oeste, pero te adentras en Libia y dado el caso, nuestro guía Mohamed no quiso asumir esta responsabilidad porqué según él, hay patrullas militares libias que vigilan la zona pudiéndole causar un problema a él; tuvimos que deshacer parte del camino andado en busca del paso de Aqaba, lo cual nos permitió acceder al famoso valle de Zarzura (Wadi Abd el Melik) y disfrutar de vistas preciosas desde lo alto del plató, realmente un acierto.

Paso de duna de bajada, pero imposible por blanda de subida.

Pista de arena arriba del plató de Gilf el Kebir.

Vista desde un paso de arena en Gilf el Kebir.

Vista panorámica impresionante desde arriba el plató de Gilf el Kebir hacia el oeste. N 23º 30.286 – E 25º 36.073

La llanura arriba de Gilf el Kebir, impresionante, mucha velocidad.

Vista panorámica impresionante desde arriba el plató de Gilf el Kebir hacia el oeste.

Vista panorámica impresionante desde arriba el plató de Gilf el Kebir hacia el oeste.

Acceso desde arriba del plató al valle de Zarzura (Wadi Abd el Melik); valle mítico en la historia del Desierto del Oeste de Egipto, buscado por exploradores durante finales del siglo XIX y a lo largo del XX. El primer europeo que habla del mítico oasis de Zarzura es Gerhard Rohlfs en 1879, lo menciona en un escrito pero no llegó nunca a localizarlo. Zarzua era un oasis dentro de un valle en Gilf el Kebir que servía de pastos para el ganado, había diferentes fuentes de agua y de gran vegetación. El nombre proviene del pájaro Zarazir, llamado así en árabe, de pico alargado y manchas blancas al final de sus alas; en aquella época abundaban en el valle. Fue el equipo de Ladislaus E. Almásy quién descubrió en avión el mítico valle en 1933, llegando en un posterior viaje a alcanzarlo por tierra un año después. La confirmación que se corresponde con el valle de Zarzura la obtiene de un viejo pastor, llamado Abd el Melik, quién antiguamente había llevado su ganado a pastar a esas tierras fértiles desconocidas y escondidas, pero que tuvo que emigrar de Koufra con la invasión de los italianos.

Una vez dejado atrás el valle de Zarzura, llegamos al valle de Silice Glass, dentro del Gran Mar de Arena, donde se encuentran piedras exclusivas de este lugar, único en el mundo, y es un mineral que hoy por hoy solo se encuentra de color blanco y con suerte verde, antiguamente lo habían encontrado rojo y negro. El origen es un misterio, aunque la hipótesis más certera parece ser que en algún momento de nuestra historia, un meteorito caería por esas latitudes dejando estas piedras únicas en el mundo, hoy totalmente prohibidas de coger. Fue descubierto por el inglés Patrick Clayton en 1932.

Después rumbo norte hacia Siwa, de camino se nos antojó hacer una buena duna justo antes de acampar. Una de las dunas más espectaculares del Gran Mar de Arena. Comparando el tamaño de los coches se puede apreciar la dimensión de la duna.

La Navara de SAHARA4X4XTREM en todo lo alto.

La misma duna desde otra prespectiva, el Toyota de nuestro amigo Carlos justa antes de tirarse al precipicio.

Última acampada de nuestro viaje, a 240 km de Siwa al pie de una duna.

Oasis de Siwa con aguas termales justo antes de romper su silencio y aislamiento del mundo. Después de seis días con cinco noches de acampada haber quien se resistía. Fue realmente muy placentero.

El lago salado a las puertas de Siwa. Concientes de que nuestro viaje a terminado. Hemos disfrutado de un más que bello desierto, no de gran dificultad, muy extenso y de gran valor geográfico, histórico y cultural, poco conocido por su lejanía y burocracia para visitarlo.

Ahora, SAHARA4X4XTREM, ha cumplido con un sueño perseguido desde hace varios años; el cual, lo pone sin duda a disposición de quien quiera disfrutarlo en un futuro cercano.

Xavier Raventós Cardona

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